La hidrocefalia de presión normal (HPN), también conocida como hidrocefalia normotensiva, se caracteriza por un aumento anormal del líquido cefalorraquídeo (LCR) en los ventrículos del cerebro sin una elevación en la presión intracraneal. Aunque la presión del LCR es normal, su acumulación puede causar daño cerebral. Este tipo de hidrocefalia afecta principalmente a adultos mayores y se desarrolla lentamente, a menudo siendo confundida con el envejecimiento normal u otras condiciones médicas.
Los problemas de marcha y equilibrio son uno de los síntomas más comunes de la hidrocefalia de presión normal.
La hidrocefalia de presión normal también afecta la cognición y puede ser confundida con otras formas de demencia.
Los problemas urinarios son otro signo importante de la hidrocefalia de presión normal.
Los cambios en la personalidad y el comportamiento pueden ser sutiles al principio pero se vuelven más evidentes con el tiempo.
Se recopila información detallada sobre los síntomas del paciente, su historial médico y cualquier antecedente de lesiones cerebrales, infecciones o hemorragias subaracnoideas.
Las pruebas como la resonancia magnética y la tomografía computarizada son fundamentales para evaluar la presencia de hidrocefalia y descartar otras condiciones. Estas pruebas permiten visualizar los ventrículos cerebrales y evaluar la cantidad de líquido cefalo rraquídeo.
Se hace una punción lumbar, con una aguja gruesa, donde se mide la presión y se extrae una cantidad de líquido cefalo rraquídeo, unos 40 ó 50 cc, y se compara el estado neurológico del paciente antes y después de la extracción de líquido.
Para evaluar la función cerebral y la cognición, se realizan pruebas neuropsicológicas, ya que la HPN puede causar síntomas cognitivos y afectar la función neurológica.
En algunos casos, se realizan pruebas especializadas como la cisternografía isotópica o la resonancia magnética de flujo para evaluar el flujo del LCR.
El tratamiento principal para la hidrocefalia de presión normal es la derivación ventrículo-peritoneal. En esta cirugía, se coloca un catéter en uno de los ventrículos cerebrales a través de un pequeño agujero en el cráneo. El catéter se conecta a una válvula que regula el flujo del LCR y finalmente a un tubo que se dirige hacia la cavidad abdominal (peritoneo). Esto permite que el exceso de líquido se desplace desde el cerebro hacia el abdomen, donde puede ser reabsorbido por el cuerpo de manera natural.